Estudié Licenciatura en Trabajo Social hace ya algunos años, cuando termine la carrera salí con la visión de cambiar el mundo, “agentes de cambio” nos decían nuestros profesores, la realidad se encargó de demostrarme al menos en ese momento que nada podía cambiar y aquel sueño de transformar la realidad quedo profundamente dormido …………………………………………….
He trabajado en diversos lugares haciendo diferentes cosas, estuve en la Subsecretaría de Educación Superior e Investigación Científica, en el CONACyT (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología), en Besco de México, en Operadora de Superamas y finalmente llegué hace 16 años al Colegio de Bachilleres.
Desde hace 11 años estoy en el Centro de Formación y Atención del Profesorado, donde hasta antes de la RIEMS, mi función principal fue diseñar e impartir cursos a los docentes de la Institución.
Para mí fue un verdadero reto ponerme al frente de un grupo de profesores y formarlos, recuerdo la primera vez que lo hice, la boca la tenía seca, el corazón se me quería salir, mi diálogo interno estaba en una postura de negatividad total, mis compañeros se habían encargado de “echarle leña al fuego” cuídate me decían te ponen “toritos” para ver si de verdad sabes, o bien si te tocan filósofos van a hacerte la vida imposible (habían como seis en el grupo, ya se imaginaran) y para ponerle la cereza al pastel, uno de los instructores se reportó enfermo y tuve que integrar los dos grupos, el pánico se apodero de mí, tenía ganas de salir corriendo.
Dos elementos siempre estuvieron a mi favor, el primero fue que yo diseñé el curso y el segundo llegué preparada, estuve siempre estudiando, cuando cerré el evento de formación me di cuenta que me gustaba lo que hacía.
De esa primera vez a la fecha han pasado 11 once años, a través de los cuales cada vez me enamoro de mi trabajo del cual he tenido muchas satisfacciones y también desencantos (la moneda siempre tiene dos caras), en mis grupos he encontrado profesores apasionados que aman lo que hacen y que están dispuestos a escuchar y llevar a la práctica propuestas que pueden cambiar su manera de hacer las cosas, pero también he encontrado a quienes han decidido seguir haciendo su trabajo de la misma forma.
Antes esta actitud de los maestros me dolía, me frustraba y algunas veces hasta llegué a sentir el sabor del fracaso, yo quería que siempre mi grupo recibiera con la mente y el corazón (cognición y afecto siempre van de la mano) abiertos a las propuestas del evento de formación. Aprendí entonces a dejar fluir las cosas.
Con el tiempo entendí que si lograba sembrar en al menos uno una semillita de cambio, con eso era más que suficiente porque sería el portavoz convencido que se encargaría de difundir lo aprendido.
Y mi sueño de transformar el mundo…………………………………entonces me di cuenta, disfruto mucho estar frente a grupos de profesores, estoy convencida que desde donde estoy puedo aportarle un granito de arena a uno de los agentes más importantes de la sociedad: el maestr@, porque tiene sus manos la posibilidad y responsabilidad de formar hombres y mujeres capaces de transformar el mundo.
Tener la oportunidad de estar cursando la especialidad, me dio acceso a compartir un espacio con compañeros que se han convertido también en mis maestros, los conocimientos que he ido adquiriendo me han llevado a cuestionar aspectos que antes no había considerado, y que sin lugar a dudas están enriqueciendo mi labor.